El régimen cubano pone en libertad a otro disidente.
El disidente cubano Julio César López Rodríguez,
encarcelado desde julio de 2005, fue liberado el sábado, según
informaron ayer fuentes de la disidencia. López, de 38 años, había sido
detenido junto a otros 30 opositores cuando acudían a una manifestación
ante la Embajada de Francia en La Habana. Desde entonces se encontraba en
la cárcel de Canaleta, en la provincia de Matanzas, en el occidente de la
isla.
La
Asamblea para Promover la Sociedad Civil, que dirige la opositora Marta
Beatriz Roque, dijo que el disidente se encontraba
en su casa, tras firmar un papel "que le dijeron que era una carta de
libertad". Elizardo Sánchez, líder de la ilegal Comisión Cubana de
Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, señaló que esta liberación
se inscribe "en lo que parece ser una política del Gobierno
encaminada a disminuir los presos políticos que hay en la isla".
Esta disminución, añadió, "es realmente muy limitada y
lenta", porque todavía quedan más de 270 prisioneros de conciencia.
"Nos alegramos de esas excarcelaciones, pero ninguno de ellos debió
haber sido llevado a prisión, porque no cometieron delito alguno",
agregó.
Otros tres disidentes del grupo de López Rodríguez
(René Gómez Manzano, Miguel López Santos y Raúl Martínez) siguen
presos.
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El régimen cubano cambia de estilo pero no cede poder tras seis meses
sin Fidel
"Que nadie se engañe: son dos estilos diferentes, pero un solo
pensamiento, el socialista". La reflexión del funcionario coincide
con lo observado en Cuba durante la ausencia de Fidel Castro, de 80 años,
convaleciente de una grave enfermedad desde el pasado 31 de julio, pero
que el pasado martes reapareció por televisión, con mejor aspecto,
reunido con el presidente venezolano, su amigo Hugo Chávez. Todo hace
indicar que los festejos preparados por el exilio cubano en el estadio
Orange Bowl de Miami para celebrar la muerte de Castro deberán esperar.
Nada
esencial ha cambiado en la revolución de 1959 desde que la dirige, hace
hoy seis meses, Raúl Castro, de 75 años, y cinco dirigentes del Partido
Comunista
Cubano (PCC). Ministro de Defensa, proclive a imponer a su gestión la
disciplina y organización que exige la administración de las Fuerzas
Armadas, Raúl ha impuesto su estilo, pero siempre apegado a los
principios revolucionarios: todo el control político y económico
pertenece al Estado. Las nuevas formas son visibles, y las aperturas económicas
de alcance limitado pueden ser un hecho, aunque sólo las imprescindibles
para aumentar el bienestar de la población. No se autorizará el libre
mercado, ni se alterará la hegemonía del PCC.
"La línea de Raúl es la línea de Fidel, porque la revolución sólo
tiene una sola línea", señala el funcionario. Los conceptos
vertidos por el presidente interino en la entrevista concedida en 1994 al
periodista cubano Luis Báez para un libro titulado Preguntas
indiscretas no han cambiado. "Nuestros enemigos hablan de que hay
que crear otro partido. Cualquier otro partido sería el del imperialismo
[Estados Unidos] y eso sí que jamás lo permitiremos", dijo entonces
al periodista, que ha acompañado al presidente cubano en la mayoría de
sus viajes al exterior.
La disidencia no tiene espacio político ni previsiblemente lo tendrá
a medio plazo, a pesar de reclamarlo desde años, para establecer una
democracia pluripartidista. Salvo imponderables, el curso de la evolución
política cubana será el que decidan sus actuales mandos.
"¿Y si ocurre en Cuba como en China?", se pregunta un
dirigente con acceso a Fidel Castro. El líder chino Deng Xiaoping promovió,
a partir del año 1978, aperturas económicas progresivas bajo la tutela
del Partido Comunista Chino (PCCh), que liberalizaron la dictadura de Mao
Zedong. El 4 de julio de 1989 fueron protestadas en la plaza de Tiananmen
por los estudiantes, que las consideraron insuficientes; los trabajadores
las culpaban del aumento del paro y la inflación y de la pérdida de
derechos laborales adquiridos en la revolución de 1949. El ejército
reprimió a sangre y fuego. El secretario general del PCCh, Zhao Ziyang,
que se había opuesto a la ley marcial, fue destituido y la purga alcanzó
a otros, pero Deng Xiaoping siguió profundizando las reformas económicas.
El poder decisorio final
"Las informaciones disponibles indican que aunque Fidel Castro
recibiera el alta médica, Raúl Castro seguirá con la gobernación
diaria; y la positiva evolución de China está ahí, bajo análisis. ¿Quién
nos dice que no podamos aprovechar aquí el sistema de funcionamiento de
China, el know how, pero no para hacer lo mismo? Fidel, con el
poder decisorio final y, vamos a llamarlo así, el derecho de veto sobre
las políticas que se lleven a cabo", agrega el dirigente, que
establece el paralelismo: "Supervisaría todo, como Deng Xiaoping,
pero Raúl no cometería los errores de Zhao Ziyang". El futurible es
improbable en el caso de las relaciones con Estados Unidos, conflictivas
desde hace 48 años. "El tema de los americanos no lo soltará Fidel
nunca. Tampoco los asuntos estratégicos", señala otra fuente.
Raúl Castro ha revisado cosas: pretende gestionar sin permitir el
puenteo a jefes y mandos de ministerios y departamentos, mediante llamadas
directas al Palacio de la Revolución; animó a la prensa oficial a
denunciar los incumplimientos y actos de corrupción, y quiere solucionar
las tres principales reclamaciones de una población todavía en precario:
la alimentación, el transporte público y la vivienda. Poco después de
que considerara intolerable que numerosos cooperativistas y campesinos
privados, que aportan el 65% de la producción agropecuaria total, no
hubieran cobrado lo estipulado en sus contratos, comenzaron a hacerlo a
través del Banco Central. Cerca del 60% de las empresas cubanas funciona
"deficientemente o mal", con descontrol interno, según las
auditorías oficiales.
"Siempre que los productores cosechen mucho, no importa lo que
ganen por mes", subrayó Raúl Castro. "Que no sacralice el
lucro como fuente de todos los males, como hemos escuchado siempre, no es
poco", señala un observador español. Parece significativo también
que, durante su interinato, se haya creado una comisión de economistas,
académicos, filósofos y políticos para abordar el tema de la propiedad.
"La orientación fue que se hiciera no desde un punto de vista
economista, sino más integral, socialista. No se trata de especular sobre
si vamos a aplicar el modelo chino o vietnamita, sino de analizar lo que
nos conviene a nosotros", indica un conocido comentarista de la
televisión cubana.
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